Capitulo 6
In the Cold light of the Morning
Frank
Creí que iba a despertar sintiendo tus fuertes brazos alrededor de mi cintura, que me ibas a besar el cuello –sé que es tu debilidad- que tal vez íbamos a repetir lo de la noche anterior, pero en la fría luz de la mañana la realidad era otra muy diferente a los sucesos que mi mente había desarrollado.
Estábamos en verano, sin embargo la mañana era fría, no fui a buscarte inmediatamente, tuve la necesidad de estirar la sabana que había quedado a un costado de la cama hecha un bollito de la noche anterior, la estire y me cubrí con ella.
Las persianas seguían bajas, y, al igual que en la noche anterior la luz blanca se filtraba a través de las mismas.
Así como habías entrado en mi habitación la noche anterior, te fuiste en la mañana, sigiloso y en silencio.
Se me cruzo el peor de los pensamientos… y… si todo había sido un sueño, producto de mi imaginación?
Un sudor frío me recorrió el cuerpo, me levante de un salto y me dirigí al baño, me lave la cara para despabilarme y me quede un rato apoyado en el lavatorio, ahí con mejor luz puede apreciar en mi cuerpo desnudo algunas marcas, unas más débiles, otras más oscuras, y una en especial gigante en mi cuello, justo debajo del tatuaje.
Gire sobre mí mismo y me mire la espalda, rasguñada, ahí tenia las huellas de tus uñas provocado por la pasión de la noche anterior.
Entonces sonreí, estaba feliz, ésta era la prueba de que no lo había soñado, de que anoche había sido real.
Me vestí con lo primero que encontré, tome un buzo negro de esos con lugar para meter las manos en los bolsillos, me puse la capucha y salí de la habitación.
Baje al comedor donde estaban los demás desayunando, cuando entre a la sala sentí como todas las miradas se posaban en mí, me incomode bastante, Bob y Ray cuchicheaban y reían por lo bajo pero sin disimulo, vi que Bob se acercó a Mike y le dijo algo al oído, más tarde supe que le había dicho:
-mira Mike, ahí llego tu cuñada
Por lo que todos rieron.
Me senté con ellos y note que G no estaba, lo busque con la mirada y lo vi alejado con la vista perdida mirando por una ventana y sosteniendo un cigarrillo, se notaba que no lo estaba fumando, solo lo sostenía mientras se consumía en su mano, él estaba ensimismado en sus pensamientos.
Gerard
Sentí un ardor provocado por la leve quemadura del cigarrillo que se había consumido en mi mano, y que hace rato estaba sosteniendo, el ardor en el dedo me sacó de la especie de transe en el que estaba, y escuche su voz a lo lejos…
Sabía que él estaba ahí, pero no quería verlo. No podía…
Estaba arrepentido por haberme dejado llevar, por lo que ambos habíamos hecho la noche anterior y además seguía furioso con él, no podía dejar de preguntarme como pude haber llegado tan lejos… acostándome con el tan solo había logrado joder más las cosas.
Levante los pies del suelo y me lleve las rodillas al pecho, me abrace a mí mismo tratando de darme un poco de consuelo.
Por que con él no podía ser tan solo sexo? Por qué no lo podía dejar pasar y ya? Si ya lo había hecho con tantos otros tipos y tipas que no habían significado nada para mi más que un buen revolcón… como mucho.
Pero por alguna razón con Frank era distinto, el me gustaba realmente y deseaba que lo de anoche hubiera sido sentido por los dos, pero él ya había tenido oportunidades suficientes de decirme algo, tan solo una palabra correspondiendo a mis sentimientos, en verdad necesitaba oírlo, sin una confirmación de sus sentimientos salida de su propia boca lo de anoche solo quedaba como una noche más de sexo… una apasionada y a la vez tierna, sí, pero tan solo sexo al fin…
Mi mente siguió sacando conclusiones y así llegue a lucubrar que mi amigo había sacado provecho de la situación y nada más, al fin y al cabo yo me aparecí en su cuarto servido en bandeja de plata, y todo esto solo había sido sexo, nos divertimos y punto. No hubo nada más.
Decidí cambiar la cara de mártir que tenía y acercarme a donde estaban los chicos, Frank me miro con sus hermosos ojitos y esbozo una sonrisa que lograba que brillaran aún más, a mí me provocaba comérmelo…
Me hizo un gesto para que me siete a su lado, -como poder negarme- él lucía realmente feliz, parecía que había disfrutado lo de anoche…. Lo que me llevo a pensar que era hora de borrar todos los sentimientos y las ilusiones que me había hecho con él.
No iba a ser yo el marica enamorado, llorando por los rincones y sintiendo pena de mí mismo, nunca lo había sido y no iba a empezar a serlo ahora, si estaba deprimido yo solo encontraba la manera de seguir, solo, sin ayuda de nadie.
-Que mañana más rara no Gee?
-ehh… por que lo decís?
-hace frío y parece que se viene una tormenta
-ya empezó –respondí cortante y con un dejo de tristeza… refiriéndome a como me sentía internamente y no haciendo referencia al clima
-cómo?
-que la tormenta ya empezó… y le señale la ventana, indicando como las gotas comenzaban a derramarse, suaves sobre la ciudad cubriéndolo todo.
Que quede claro que amo la lluvia, que me encanta, me libera caminar y sentir como moja mi piel, pero esa mañana cuando el cielo se cerró y se puso gris, y las gotas transparentes y finas se derramaban sin piedad, intempestivas… solo pude sentir que me alma se partía…
-Eso no es una tormenta Gee, es apenas una llovizna, ya verás cómo pronto pasará –Me dijo Bob dándome una palmada en la espalda y haciendo notar que sabía cómo me sentí, al fin y al cabo él es el único que sabe qué hace poco volví a recurrir a las drogas…
Bob y Ray se levantaron de la mesa, mi hermano también… se lo notaba preocupado por mi… se me acerco y me abrazo por la espalda dándome un dulce beso en la mejilla y frotando mis brazos como intentando darme fuerzas
-Te quiero hermanito –me dijiste
-claro Mike, yo también te adoro – respondí
Mierda! La cara que debo tener para que mi hermano, la persona menos dispuesta a exhibir sus sentimientos me estuviera dando semejante demostración de amor fraternal.
Los chicos se alejaron dejándonos a Frank y a mi solos en la mesa.
-Parece que tenías razón –me dijiste-
-En qué?
-En que se avecina una tormenta
Vi como las finas gotas de lluvia se habían transformado y caían duras y pesadas en el suelo.
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