¿Ésta es la vida real?
¿O es solo una fantasía?
Sigo atrapado mientras alrededor todo se derrumba
No hay forma de escapar a la realidad
Abre tus ojos, elévalos al cielo y mírame
No quise hacerte llorar
Si no regreso en la mañana
Sigue, sigue, como si no importara nada
Se hizo demasiado tarde, mi tiempo ha llegado
Siento escalofríos
Mi cuerpo me duele en todo momento
Adiós a todos - Me tengo que ir
Tengo que dejarlos y enfrentar mi verdad
No quiero morir...
Ya nada en verdad importa
Cualquiera se puede dar cuenta
Ya nada importa- nada me importa en realidad.
De cualquier manera, el viento seguirá soplando...
Frank
Me desperté temprano esa mañana, puse mis pies en el piso, siempre me cuido de poner el pie derecho antes que el izquierdo, es una costumbre que tengo desde que mi abuelo me conto que él lo hacía para así empezar el día “con buena suerte”, sonreí al recordarlo, me levante de la cama, y camine tambaleante en dirección al baño, una vez que entre me encerré allí. No sé bien porque lo hice… pero en ese momento necesitaba estar aislado del mundo que me rodeaba, de ese mundo al que en tan poco tiempo iba a dejar de pertenecer y por primera vez desde que me entere lo que me pesaba, me sentí diferente.
Gire la cerradura, encerrándome, y me deslice de espaldas sobre la puerta, dejándome caer.
Nunca creí que iba a tener tiempo para meditar sobre mi propia muerte, de alguna manera es algo que a la mayoría de los mortales no nos sucede, verdad? Siempre creí que iba a morir de golpe, en un accidente… soy muy distraído y de chico le daba a mama unos sustos de muerte cada vez que me veía cruzar la calle sin mirar nunca en dirección a los autos, tan solo tomaba velocidad y cruzaba corriendo de una vereda a la de enfrente, al día de hoy sigo haciendo lo mismo … asique siempre creí que sería así, de golpe, PUM! pero estar avisado, tener la certeza de que determinado día se acaba la fiesta, déjenme decirles que es bastante raro. Y no en ese sentido tan genial en el que raro es bueno.
No sé si fue o no una coincidencia sentirme así justo el primer día verdaderamente frio de otoño, ese en el que sentís que el verano se fue oficialmente hasta el próximo año… además era domingo, y los domingos siempre me parecieron de lo más deprimente, asique la dupla domingo frio y gris era de lo peor.
Voy a morir, sin embargo, no suenan alarmas, no hay sorpresas… solo silencio… la palabra muerte resuena una y otra vez dentro de mi cabeza, solo yo puedo oírla, golpear con fuerza en cada extremo de mi cerebro, causando un eco en el vacío… afuera solo silencio…. Él todavía duerme, lo sé porque aún puedo escuchar su respiración apaciguada… en el octavo piso no llegan los ruidos de la calle… silencio… solo silencio… y dentro de mi cabeza un huracán comienza a desatarse.
Pero el mundo no se va a detener por más que yo no siga respirando, el viento seguirá soplando, y nada cambiara realmente, tan solo modificare en una pequeñísima e insignificante parte este planeta dejando de existir… el huracán dentro mío se hace más fuerte y comienza a arrasar con todo a su paso.
Intento ponerme de pie, lo intento pero las rodillas me fallan y caigo, una vez mas de golpe contra el suelo.
EL lo escucha, la calma de la habitación se transforma, ya no siento su respiración tranquila, sino sus pasos acercarse apresurados y los golpes de su puño contra la puerta del baño.
Intento ponerme de pie, sin éxito alguno, los golpes suenan con más fuerza y ya todo se nubla, los ruidos dentro y fuera de mi cabeza se hacen uno solo y quiero que todo se detenga, me llevo las manos a los oídos y apretó fuerte las palmas contra ellos, intentando no escuchar… silencio… necesito silencio…
Me desvanezco… y encuentro en una paz perturbadora el tan ansiado silencio, hay una luz cegadora, puedo sentir la humedad bañar mi rostro y el sabor a sal llegar a mi boca, son lágrimas, pero no las mías, y comienzo a llorar yo también porque se a quién pertenecen, y me duele…
La luz me impide ver, por lo que cierro los ojos, al cabo de un rato logro escuchar el sonido de una sirena, asumo que es una ambulancia, que EL la llamo, pobre… intenta retenerme. Yo no hago ningún esfuerzo por aferrarme a la vida, sé que EL sufre pero yo encontré el silencio que estaba necesitando, después de todo tarde o temprano este momento llegaría.
Veo mi cuerpo que yace en la camilla del hospital, la luz se hace más tenue y empiezo a poder ver y escuchar, estoy atravesado por cables, me conectaron a un respirador, media docena de médicos están sobre mí, apresurados, corren de un lado a otro de la sala… no me interesa seguir viendo esa escena… busco donde está… mi espíritu se pasea por el corredor, no tengo que ir muy lejos para encontrarlo, EL está ahí, una puerta lo separa de mi cuerpo, sus ojos están fijos en él, pero mi alma está a su lado, yo estoy a su lado… le grito que no mire hacia dentro, que lo que está sobre la camilla no es más que una cascara, que yo estoy ahí, pegado a EL, pero no puede oírme, y lloro, intento enlazar su mano a la mía pero solo logro atravesarla, me impaciento, y ya este silencio no me está gustando tanto, comienzo a desesperarme.
Atravieso la puerta y veo como el monitor conectado a los cables de mi cuerpo grafican una línea recta, escucho el sonido del aparato cuando dejo de escuchar mis latidos, que hace rato cesaron, pero los médicos no dejaban de intentar hacerme reaccionar.
No quiero morir, no todavía, me trepo a la camilla donde me encuentro entrelazado de los cables, me tumbo sobre mi cuerpo e intento meterme dentro, pero me doy cuenta que no despierto, me pongo de pie nuevamente, quiero ir con Gee pero la luz aparece de nuevo, sé que está aquí para llevarme con ella.
Un choque de electricidad oscurece todo por un segundo, luego la luz vuelve… el sonido en el monitor… la línea sigue recta…
Nuevamente el choque eléctrico, la luz por fin se apaga, el monitor deja de emitir ese chillido irritante. La línea comienza a graficar leves montañitas en la pantalla. Estoy de regreso.
Capítulo 26
¿Esta es la vida real?
¿O es solo una fantasía?
Sigo atrapado mientras alrededor todo se derrumba
No hay forma de escapar a la realidad
Abre tus ojos, elévalos al cielo y mírame
No quise hacerte llorar
Si no regreso en la mañana
Sigue, sigue, como si no importara nada
Se hizo demasiado tarde, mi tiempo ha llegado
Siento escalofríos
Mi cuerpo me duele en todo momento
Adiós a todos - Me tengo que ir
Tengo que dejarlos y enfrentar mi verdad
No quiero morir...
Ya nada en verdad importa
Cualquiera se puede dar cuenta
Ya nada importa- nada me importa en realidad.
De cualquier manera, el viento seguirá soplando...
Frank
Me desperté temprano esa mañana, puse mis pies en el piso, siempre me cuido de poner el pie derecho antes que el izquierdo, es una costumbre que tengo desde que mi abuelo me conto que él lo hacía para así empezar el día “con buena suerte”, sonreí al recordarlo, me levante de la cama, y camine tambaleante en dirección al baño, una vez que entre me encerré allí. No sé bien porque lo hice… pero en ese momento necesitaba estar aislado del mundo que me rodeaba, de ese mundo al que en tan poco tiempo iba a dejar de pertenecer y por primera vez desde que me entere lo que me pesaba, me sentí diferente.
Gire la cerradura, encerrándome, y me deslice de espaldas sobre la puerta, dejándome caer.
Nunca creí que iba a tener tiempo para meditar sobre mi propia muerte, de alguna manera es algo que a la mayoría de los mortales no nos sucede, verdad? Siempre creí que iba a morir de golpe, en un accidente… soy muy distraído y de chico le daba a mama unos sustos de muerte cada vez que me veía cruzar la calle sin mirar nunca en dirección a los autos, tan solo tomaba velocidad y cruzaba corriendo de una vereda a la de enfrente, al día de hoy sigo haciendo lo mismo … asique siempre creí que sería así, de golpe, PUM! pero estar avisado, tener la certeza de que determinado día se acaba la fiesta, déjenme decirles que es bastante raro. Y no en ese sentido tan genial en el que raro es bueno.
No sé si fue o no una coincidencia sentirme así justo el primer día verdaderamente frio de otoño, ese en el que sentís que el verano se fue oficialmente hasta el próximo año… además era domingo, y los domingos siempre me parecieron de lo más deprimente, asique la dupla domingo frio y gris era de lo peor.
Voy a morir, sin embargo, no suenan alarmas, no hay sorpresas… solo silencio… la palabra muerte resuena una y otra vez dentro de mi cabeza, solo yo puedo oírla, golpear con fuerza en cada extremo de mi cerebro, causando un eco en el vacío… afuera solo silencio…. Él todavía duerme, lo sé porque aún puedo escuchar su respiración apaciguada… en el octavo piso no llegan los ruidos de la calle… silencio… solo silencio… y dentro de mi cabeza un huracán comienza a desatarse.
Pero el mundo no se va a detener por más que yo no siga respirando, el viento seguirá soplando, y nada cambiara realmente, tan solo modificare en una pequeñísima e insignificante parte este planeta dejando de existir… el huracán dentro mío se hace más fuerte y comienza a arrasar con todo a su paso.
Intento ponerme de pie, lo intento pero las rodillas me fallan y caigo, una vez mas de golpe contra el suelo.
EL lo escucha, la calma de la habitación se transforma, ya no siento su respiración tranquila, sino sus pasos acercarse apresurados y los golpes de su puño contra la puerta del baño.
Intento ponerme de pie, sin éxito alguno, los golpes suenan con más fuerza y ya todo se nubla, los ruidos dentro y fuera de mi cabeza se hacen uno solo y quiero que todo se detenga, me llevo las manos a los oídos y apretó fuerte las palmas contra ellos, intentando no escuchar… silencio… necesito silencio…
Me desvanezco… y encuentro en una paz perturbadora el tan ansiado silencio, hay una luz cegadora, puedo sentir la humedad bañar mi rostro y el sabor a sal llegar a mi boca, son lágrimas, pero no las mías, y comienzo a llorar yo también porque se a quién pertenecen, y me duele…
La luz me impide ver, por lo que cierro los ojos, al cabo de un rato logro escuchar el sonido de una sirena, asumo que es una ambulancia, que EL la llamo, pobre… intenta retenerme. Yo no hago ningún esfuerzo por aferrarme a la vida, sé que EL sufre pero yo encontré el silencio que estaba necesitando, después de todo tarde o temprano este momento llegaría.
Veo mi cuerpo que yace en la camilla del hospital, la luz se hace más tenue y empiezo a poder ver y escuchar, estoy atravesado por cables, me conectaron a un respirador, media docena de médicos están sobre mí, apresurados, corren de un lado a otro de la sala… no me interesa seguir viendo esa escena… busco donde está… mi espíritu se pasea por el corredor, no tengo que ir muy lejos para encontrarlo, EL está ahí, una puerta lo separa de mi cuerpo, sus ojos están fijos en él, pero mi alma está a su lado, yo estoy a su lado… le grito que no mire hacia dentro, que lo que está sobre la camilla no es más que una cascara, que yo estoy ahí, pegado a EL, pero no puede oírme, y lloro, intento enlazar su mano a la mía pero solo logro atravesarla, me impaciento, y ya este silencio no me está gustando tanto, comienzo a desesperarme.
Atravieso la puerta y veo como el monitor conectado a los cables de mi cuerpo grafican una línea recta, escucho el sonido del aparato cuando dejo de escuchar mis latidos, que hace rato cesaron, pero los médicos no dejaban de intentar hacerme reaccionar.
No quiero morir, no todavía, me trepo a la camilla donde me encuentro entrelazado de los cables, me tumbo sobre mi cuerpo e intento meterme dentro, pero me doy cuenta que no despierto, me pongo de pie nuevamente, quiero ir con Gee pero la luz aparece de nuevo, sé que está aquí para llevarme con ella.
Un choque de electricidad oscurece todo por un segundo, luego la luz vuelve… el sonido en el monitor… la línea sigue recta…
Nuevamente el choque eléctrico, la luz por fin se apaga, el monitor deja de emitir ese chillido irritante. La línea comienza a graficar leves montañitas en la pantalla. Estoy de regreso.
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